El equipo de Ibiza-Spotlight tuvo la suerte de volver a visitar uno de los mejores restaurantes de playa de la isla, Aiyanna, con vistas a la playa de Cala Nova, cerca del pueblo de San Carlos. El galardonado establecimiento superó nuestras expectativas una vez más, gracias a su entorno privilegiado, su fantástica cocina y su gran profesionalidad.
La decoración es colorida y divertida en la terraza y sutil en el interior. Gracias a la discreta iluminación, es un placer cenar aquí por la noche.
El servicio en Aiyanna es absolutamente profesional, bien organizado y hábil. El personal de servicio fue eficiente, atento, afable y estaba profundamente informado al describir los platos en detalle. También nos impresionó la minuciosa elaboración y armoniosa presentación de todos los platos; no hay duda de que en Aiyanna el aspecto de la comida tiene la misma importancia que el sabor.
COCTELERÍA magistral
Una vez sentados en su amplia terraza con vistas al mar, emprendimos nuestro viaje gastronómico de la mano de nuestro camarero, Juanma. Enseguida nos propuso una ronda de aperitivos para abrirnos el apetito.
Cada año, Aiyanna adopta un tema diferente para su carta de cócteles de primera clase. Este año, todos sus deliciosos cócteles y zumos están relacionados con el mundo del arte, en concreto, con la celebración del 50 aniversario de la muerte del gran artista español Pablo Picasso. De hecho, el restaurante mantiene una estrecha relación con el mundo del arte y, de vez en cuando, acoge exposiciones de artistas locales.
Así, desde Da Vinci y El Bosco hasta Klimt, Dalí y Warhol, cada uno de los cócteles y mocktails (cócteles sin alcohol) lleva el nombre de un pintor pionero. Resulta totalmente apropiado dada la naturaleza genuinamente artística de las propias creaciones. Preparados por el mixólogo trotamundos de Aiyanna, los deliciosos brebajes cautivaron a nuestro equipo: nos parecieron algo que nunca antes habíamos probado.
Mientras cenábamos, podíamos escuchar el sonido de los músicos interpretando música de jazz desde el pequeño escenario de abajo. La cena en Aiyanna se acompaña de música en directo en forma de jazz fusión, rumba y fusión cubana de viernes a domingo por la noche.
Aiyanna está justificadamente orgullosa de sus credenciales ambientales. Su compromiso abarca el uso de productos locales, orgánicos y sostenibles, así como un esfuerzo concertado para minimizar los residuos siempre que sea posible.
Fue revelador ver cómo el restaurante mantiene su compromiso en todo tipo de pequeños detalles y no nos sorprendió saber que, en 2022, obtuvo el prestioso Certificado Biosphere, convirtiéndose en el primer restaurante de las Islas Baleares en conseguirlo.
¡Que COMIENCE el banquete!
Los entrantes eran algo de otro mundo. Afortunadamente, habíamos pedido que nos los trajeran de dos en dos para no sucumbir a la sobrecarga de sabores nada más empezar.
Haciendo un uso innovador de una fruta que generalmente se reserva para el postre, la ensalada de sandía, servida templada, fue una prueba firme de que nos esperaba una velada de sabores y texturas sorprendentes. Compuesto por sandía caramelizada en un glaseado de agave en el horno Josper de Aiyanna, con queso de cabra ibicenco, quinoa deshidratada, almendras y rúcula, este plato sin duda amplió nuestros horizontes gustativos.
Aiyanna cuenta con una amplia carta de vinos que incluye varios vinos blancos ligeros. Tras debatirlo por unos minutos, optamos por una botella de Albariño. Fue el acompañamiento perfecto para un plato de vieiras a la plancha en una rica salsa de mantequilla de chile con una pizca de sal Maldon y escamas de guindilla. ¡Satori de marisco!
Llegó el siguiente tándem de entrantes. Una reinvención de la clásica ensalada griega con un queso feta vegano súper cremoso, diferentes variedades de tomate ecológico, compota de aceitunas Kalamata, almendras e higos.
Su acompañante fue un tartar de carabinero o gamba roja. Esta gamba de alta mar es conocida por su vibrante color escarlata y su rico sabor. Servido en una sopera de sopa Tom Kha fría y adornado con lima kaffir, sabrosas ramitas de hinojo marino fresco y pétalos de flores recogidos en la costa de Ibiza, fue excepcional.
Diseñado para ser bien mezclado y luego comido para disfrutar de todo el conjunto de sabores, el plato contaba con una fantástica interacción de texturas, en particular, la sedosa gamba. Delicioso y visualmente atractivo, desapareció en un santiamén.
Un poco más tarde, cuando la tarde se hizo noche y el restaurante volvió a llenarse de comensales, llegó el momento de los platos principales. No contentos con ser el segundo plato de los entrantes, sobresalieron en todos los aspectos.
El primero fue un plato de risotto perfectamente cocinado con tomates secos, calabacín, rúcula y queso cremoso de yogur labneh: es la combinación perfecta de las cocinas mediterránea y de Oriente Medio que tanto caracteriza la cocina de Aiyanna. Denso, al dente y sabroso, fue uno de los claros triunfadores de la noche.
La lubina ibicenca es muy apreciada por su delicado sabor y su carne blanca y firme. Nos deleitaron con un filete grueso y sabroso en un ceviche de pepino, pimiento amarillo peruano y algas salteadas conocidas como alga codium o "alga percebe" en castellano. Delicioso y ligero, este plato es perfecto para el verano.
Tras de una breve pausa, llegaron dos platos más. Servido en una atractiva cazuela de barro marroquí con cuscús ligero, aromatizado con agua de rosas y acompañado de una salsa de yogur con menta fresca, puré de calabacín a la parrilla y tabulé de cítricos, el tagine de cordero fue el plato fuerte.
Estaba muy bien presentado y el hecho de que hubiera estado de muchas horas en el horno Josper de Aiyanna significaba que la carne se desprendía fácilmente del hueso. ¡El resultado nos hizo chuparnos los dedos!
Su acompañante fueron unos fettuccini de bogavante con tomates cherry frescos, salvia picada y guindilla fresca. Las huevas de pez volador añadieron un sabor ligeramente picante a este saludable plato.
Todo lo bueno SE acaba
Llenos y profundamente satisfechos, hicimos un esfuerzo titánico para probar los postres de Aiyanna. Nuestro camarero nos deleitó con un par de dulces que completaron la noche muy bien.
La tarta de zanahoria ricamente especiada con mousse de chocolate blanco y nueces caramelizadas fue una curiosa reelaboración de este popular pastel.
Su compañero fue una tarta de limón con crumble, merengue italiano, crema pastelera de limón y limón confitado. Ligera y ácida, fue el colofón perfecto para nuestra suntuosa cena.
Los gourmets más exigentes que buscan una experiencia gastronómica extraordinaria no necesitan buscar más. Por su ubicación, Aiyanna es uno de los restaurantes junto a la playa mejor ubicados de la isla blanca, lo que garantiza un banquete nocturno inolvidable.
El hecho de estar encaramado sobre la playa significa que la cena tiene lugar con el atractivo telón de fondo de las olas que se acercan rítmicamente a la orilla de Cala Nova. Es una experiencia mágica y elemental que involucra todos los sentidos.
Reserva tu mesa hoy mismo para compartir este momento inigualable, especialmente en una de esas maravillosas noches de Luna Llena.