De vez en cuando, el equipo de reseñas gastronómicas de Ibiza Spotlight se topa con algún lugar verdaderamente excepcional, donde la comida provoca auténticas exclamaciones de asombro. Nuestra reciente visita a Juntos House fue una de esas ocasiones.
Situado en una finca bellamente renovada en el pintoresco pueblo de San Mateo, en el noroeste de la isla, Juntos House es un restaurante de la granja a la mesa especializado en deliciosos alimentos cultivados localmente en su propia granja regenerativa o por socios locales.
Un oasis de alta cocina en esta zona poco poblada de Ibiza, este mes celebra su primer aniversario. Si esto es lo que ha conseguido en sólo 12 meses, uno tiembla de expectación al pensar en lo que le espera una vez esté establecido. No es de extrañar que los gourmets crucen la isla para cenar aquí.
El entorno es divino: un espacioso patio en medio de jardines muy bien cuidados repletos de olivos centenarios, almendros (de los que hablaremos más adelante), abundantes hierbas aromáticas y arbustos y bonito y largo mural de mosaico con representaciones de escenas de la isla.
Más allá hay una gran pérgola que alberga un bar de cócteles donde encontrarás brebajes creativos, sonidos downtempo y un ambiente relajado.
Al lado, hay una dulce zona infantil con cabañas de mimbre y juguetes.
Pero basta de hablar del entorno, es hora de entrar en la gastronomía. La comida en Juntos es impecable por dos razones: los ingredientes ecológicos y frescos se llevan gran parte del mérito de su éxito, pero no hay duda de que el atractivo visual y la brillantez de sus originales platos se deben en gran medida a su extraordinario chef, el catalán Pau Fidalgo.
Una ronda de aperitivos nos preparó bien para la comida que estaba por llegar. Los cocteleros de Juntos elaboran los cócteles con el mismo mimo, creatividad e ingredientes 100% ecológicos que su cocina: ¡no dejes de probarlos! Cabe destacar que la carta de Juntos no distingue entre entrantes y platos principales ya que todos los platos están pensados para compartir.
Pan de masa madre
Así, comenzamos con un plato de pan de masa madre, aceitunas marinadas y una generosa capa de paté de pollo payés.
Ensalada de remolacha baby con queso azul y búfala
A continuación, vino una ensalada de remolacha baby transformada por la adición de queso azul, búfala y nueces caramelizadas.
Tempura de flor de calabacín y ricota
Le siguieron dos platos destacados: calabacín baby a la plancha, pesto rojo, tempura de flor de calabacín y ricota, y unos gruesos y tiernos tallos de espárragos blancos silvestres braseados con una rica salsa bearnesa y aceitunas kalamata.
Espárragos blancos en rica salsa bearnesa
A estas alturas, el equipo estaba extasiado; una reacción confirmada cuando miramos las expresiones de los comensales en otras mesas. Nuestras elecciones culinarias fueron guiadas por el afable y experto maître Alberto, cuyo conocimiento de los platos y de la ecléctica bodega del establecimiento fue ejemplar.
Carpaccio de solomillo de ternera al yogur
En rápida sucesión, nos deleitamos con un carpaccio de solomillo de cebo magníficamente condimentado en yogur, cebolla encurtida y trigo sarraceno tostado, y con una milanesa de cerdo gallego con castañas, huevas de salmón, eneldo y granos de mostaza. La combinación de sabores fue realmente deliciosa.
Milanesa de cerdo gallego
Mero salvaje
Con ganas de probar un plato de pescado, comimos mero (en Juntos, todo el pescado es salvaje y se esfuerzan por conseguir variedades menos conocidas) con acelgas, puerros tiernos y espuma de azafrán.
Chocolate con frambuesas frescas espolvoreado con migas de pistacho
Y llegan los merecidos postres. Felizmente saciados, aún tuvimos sitio para algo dulce. Nuestros camareros, que nos brindaron un excelente servicio durante toda la noche, nos obsequiaron con tres delicias. La primera, un discreto bol de chocolate con frambuesas frescas espolvoreadas con migas de pistacho que fue un éxito sorpresa instantáneo.
Sorbete de manzana, coco, menta y lima con merengue
El segundo, un coulant de matcha y chocolate blanco con helado blanco elaborado con almendras de los fértiles campos del propio San Mateo que nos cautivó. Pero el primer puesto se lo llevó el exquisito sorbete de manzana, coco, menta y lima con merengue. Tras el viaje de sabores anterior, fue un final deliciosamente refrescante.
Después de una copa digestiva de hierbas ibicencas ecológicas de alta calidad, dimos las gracias al personal y volvimos a casa a regañadientes. Al pasar por la entrada, miramos por casualidad la reluciente pared blanca de la finca y vislumbramos el lema en latín del restaurante: Sana terram, cura hominum ("Sana la Tierra, cuida a la humanidad"). Nunca mejor dicho.
Asegúrate de reservar con antelación en Juntos House para evitar decepciones.