Explora el fantástico mercadillo de Ibiza en Sant Jordi

Si habitualmente sueles pasar de los artículos de segunda mano, es que no has visitado el famoso y antiguo mercadillo de Ibiza en Sant Jordi. Estuvimos allí recientemente, un fin de semana de invierno, para poder informarte de lo que es una muy buena manera de pasar el día.

Verás todo tipo de artículos viejos y nuevos para comprar; también se respira un ambiente bastante único con mucho color, música en directo y un auténtico alboroto mientras la gente recorre los puestos "de cacería".

Este tesoro escondido se ha ido convirtiendo, poco a poco, en un lugar de encuentro cosmopolita, en el que puedes hacer trueques, socializar y divertirte con una mezcla de residentes y turistas de la isla de Ibiza mientras te abres paso en busca de buenas gangas.

Reutilizar y reciclar

Los mercadillos tienen otro buen punto a su favor: son una oportunidad para aportar nuestro granito de arena al medio ambiente reutilizando o reciclando lo que encontremos. Esa aldaba de latón tallado cabe fácilmente en tu maleta y nadie más tendrá una igual cuando regreses a casa. O puede que te lleves una prenda de ropa bonita y la guardes para una noche elegante. Nunca se sabe.

El mercado es muy variado: de repente te encontrarás rodeado de coleccionistas, cazadores de gangas, turistas curiosos, ibicencos y residentes de todas las edades, desde bebés hasta jubilados.

Se venden todo tipo de cosas, principalmente artículos de segunda mano así como artículos nuevos como ropa o artesanía. Y hay para todos los gustos: antigüedades, artesanía, juguetes, libros, plantas, ropa, zapatos, adornos, bisutería e incluso muebles.

Cuando llegues al mercadillo de Sant Jordi, verás algo que parece un poco desorden y caos, con todos los puestos y coches dispuestos con sus mercancías sobre una gran extensión de tierra arenosa.

Caminando, casi sin darte cuenta, te encontrarás haciendo un mapa mental mientras cruzas entre las filas de puestos decidiendo qué investigar a continuación.

Nos detuvimos en un puesto y escuchamos a los dueños del puesto hablar sobre una serie de televisión a la que mi madre está enganchada. Ella, aprovechó la oportunidad para unirse a la conversación, intercambiar historias y hacer nuevos amigos.

Mi hija de cuatro años y medio descubrió que los mercadillos son una gran oportunidad para aumentar su enorme colección de juguetes, así que estaba encantada de encontrar cosas para ella en el mercado.

El mercado de Sant Jordi es un lugar estupendo para los niños, ya que tienen la libertad de pasear sin que les digan que no toquen demasiado. La dejé corretear mientras jugueteaba con mi cámara para intentar hacer algunas fotos artísticas y captar el ambiente del mercadillo.

En busca de "joyas"

Mi madre fue en busca de lo que ella llama "joyas", que para ella significa cualquier objeto sin el que de repente crees que no puedes vivir y que cuesta mucho menos de lo que vale. Para su suerte, tuvo el mérito de encontrar cosas estupendas. Imagina mi sorpresa cuando me enseñó una preciosa chaqueta de lana para mi hija que había conseguido por un precio ridículamente barato gracias a sus habilidades innatas para el trueque.

Mientras mi hija paseaba alegremente por los puestos, de repente encontró uno lleno de muñecas Barbie, que compramos por la suma principesca de 6 €, que además venía con una bolsa llena de vestidos de muñecas. Sí, ciertamente tesoros escondidos.

Recorrimos todo el Hipódromo pasando por todos los puestos del mercado; hay muchos, así que seguro que ves algo que te llame la atención.

Como teníamos un poco de hambre, nos dirigimos al bar/cafetería y nos tomamos unas bebidas (también venden bocatas muy ricos) y nos las llevamos fuera para sentarnos a escuchar el sonido de los tambores de fondo mientras inspeccionábamos nuestros hallazgos bajo el sol radiante.