Una larga cola a la entrada de uno de los locales de ocio más espectaculares de la isla no es nada inusual en una cálida noche ibicenca. Pero, según los estándares ibicencos, la multitud que se reunió en el centro de la ciudad de Ibiza estaba a punto de vivir algo muy diferente.
El 1 de noviembre, un aforo completo de lugareños y visitantes se reunió bajo cuatro elaborados candelabros de cristal en el Teatro Pereyra para presenciar un concierto impresionante de seis músicos locales con formación clásica conocidos como Ibiza String Ensemble.
Detrás de cientos de velas parpadeantes y bajo un arco de proscenio dorado, el conjunto actuó durante noventa minutos para celebrar el Día de Todos los Santos y Halloween en el recientemente reformado auditorio del siglo XIX, que fue tan estrella de la velada como los músicos y sus composiciones.
El Teatro Pereyra, situado en el corazón de Ibiza ciudad, se inauguró a principios de este año tras una reforma de 16 años que devolvió al recinto histórico su máximo esplendor de fin de siglo. Con tres balcones de palcos con barandillas rojas y doradas alrededor de un auditorio profundo, al estilo de un teatro francés del siglo XIX, el local fue el escenario perfecto para el entretenimiento de la noche.
Liderados por el violonchelista Carlos Vesperinas, quien proporcionó introducciones informativas de cada pieza que hicieron reír agradecida a la audiencia local, el sexteto presentó una selección de bandas sonoras como La novia cadáver de Danny Elfman, La lista de Schindler de John Williams, así como piezas que Vesperinas describió vagamente como "clásico romántico", como Lacrimosa de Mozart.
Vesperinas estuvo acompañado del violinista Ramsés Puente, Miguel Falomir a la viola, el contrabajista Salvatore Licitra y Assumpció Janer al arpa. Estuvieron apoyados por el percusionista Noel Sáez y el pianista Joan Guasch.
Entre piezas de otros compositores, como Danse Macabre de Camille Saint-Saëns, Halloween de John Carpenter y Requiem for a Dream de Clint Mansell, los emblemáticos compases iniciales de Tubular Bells de Mike Oldfield fueron un momento particularmente popular que provocó uno de los aplausos más fuertes del receptivo público.
La velada llegó a su clímax cuando la vocalista Raquel Ortiz se unió a los músicos para cantar La Llorona, una canción popular mexicana asociada con el Día de los Muertos que se celebra a principios de noviembre.
Tras una ovación en pie con gritos, aplausos y vítores, Ortiz regresó durante el bis para repetir La Llorona una vez más, dejando al agradecido público pidiendo otro bis mientras la noche llegaba a su fin.
El concierto se enmarca en el ciclo Eivissa Daurada, que tiene como objetivo acercar la música clásica de primer nivel a Ibiza y Formentera. Producido por Eivissa Escènica, creado por Vesperinas con Elisa Ortiz y Ana Corona, pretende enriquecer la oferta cultural de las islas a través de la música, la danza y las artes escénicas en general.
Eivissa Escènica pretende acercar las actuaciones de artistas locales, nacionales e internacionales a todos los municipios de Ibiza y Formentera. A juzgar por el impresionante concierto del pasado viernes, los próximos meses y años prometen a Ibiza y a sus habitantes una gran oferta cultural que no hay que perderse.