El pasado fin de semana, el festival Jazz Point Ibiza volvió triunfante a la isla blanca para celebrar su quinta edición, acompañado de unas actuaciones de jazz excepcionales. Algunos afortunados miembros del equipo de Spotlight tuvieron la suerte de visitar tres de las actuaciones.
Tras una fantástica fiesta de apertura al aire libre Jam Session en WOM Radio Café en Santa Eulalia, dirigida por la estrella local, Andrés Coll, el primer concierto, el jueves por la noche, se celebró en el elegante bar de la azotea del Hotel The Standard, situado en el centro de la ciudad de Ibiza. Las vistas a Dalt Vila desde el bar crearon el escenario perfecto para una actuación conmovedora del artista mozambiqueño Albino Mbie, acompañado por el bajista Santi Debriano.
Juntos, forjaron una fusión única con raíces en el blues africano. El estilo vocal íntimo de Mbie resonó en el público, ya que construyó una conexión cálida que se sintió a la vez personal y profunda. Las luces moradas del lugar contribuyeron al ambiente tranquilo, mejorando la atmósfera general. A pesar de haberse conocido solo esa mañana, la armonía del dúo fue impecable, dejando al público asombrado. A medida que avanzaba el concierto, la multitud se unió y coreó Mama Africa en un momento de conexión musical compartida.
El sábado por la tarde el festival se trasladó a El Parco Ibiza, el camping bohemio del complejo turístico de San Antonio. En este entorno tan acogedor, un público entusiasta disfrutó de bebidas y aperitivos junto a la piscina en una sesión íntima de buena música y buen ambiente. El jazz corrió una vez más a cargo del prodigioso Albino Mbie y su sexteto internacional. Su voz suave, sus solos brillantes y los ritmos del grupo fueron del agrado de todos.
El sábado por la noche, el festival volvió al Teatro Ibiza para una electrizante actuación de los favoritos del festival, el Rob Luft Quintet. Conocido por su talento polifacético, el guitarrista Rob Luft lideró a su banda en una exhibición de composiciones complejas y creativas, abordando versiones revisadas con su estilo característico. La actuación evolucionó hacia un sexteto con la incorporación de teclados, ofreciendo una mezcla de sonidos psicodélicos e innovadores que los distinguen del jazz tradicional.
Los ritmos sincopados y los sonidos agudos del xilófono destacaron en las primeras pistas, mientras que cada miembro de la banda se deleitó en su momento de gloria. Las transiciones fluidas de la guitarra al saxofón y a los teclados crearon un paisaje sonoro hipnótico, transportando al público a un viaje vívido y emocional. La actuación, descrita como el "Pink Floyd del jazz", fue intensa y melódica a la vez, y dejó un impacto duradero en todos los presentes.
Como siempre, el festival ha estado a la altura de las expectativas, demostrando que Ibiza sigue siendo un referente en el panorama nacional para los amantes de este arte. Con unas actuaciones tan singulares y cautivadoras, esta última edición ha servido para reafirmar su condición de auténtico referente en el calendario cultural ibicenco.