UNESCO son las siglas de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura. Una de sus misiones es preservar el patrimonio cultural y natural en todo el mundo, otorgando el estatus de Patrimonio de la Humanidad a ejemplos sobresalientes. En la actualidad, existen más de 1.000 lugares de este tipo en todo el planeta.
El primer bien cultural de Ibiza al que se concedió este estatus fue el casco antiguo de la ciudad de Ibiza, Dalt Vila, en 1999.
La UNESCO lo eligió debido a que sus fortificaciones son un ejemplo excelente de arquitectura militar renacentista. Diseñada por el ingeniero militar italiano Giovanni Battista Calvi, toda la estructura está formada por siete baluartes en forma de flecha que cubren un perímetro de casi dos kilómetros. El ejemplo de Ibiza de este tipo de estructura defensiva es uno de los pocos que quedan en el mundo que no han sido demolidos.
Dentro de ellas se encuentra el barrio de Dalt Vila, cuya red de sinuosas calles y callejones, plazas y edificios antiguos es atmosférica y hermosa. Explora las murallas, admira las vistas y empápate del ambiente por tu cuenta o como parte de una visita guiada a pie.
Muchos siglos antes de que se erigieran las murallas, en torno al año 650 a.C., llegaron a las costas de la isla los primeros pueblos no nativos, buscando explotar sus recursos naturales y ampliar las rutas comerciales. A través de la Península Ibérica, estos aventureros, procedentes de la poderosa ciudad-estado de Cartago, situada hoy en la costa de Túnez, en el norte de África, establecieron su base en el promontorio rocoso de Sa Caleta, en la costa suroeste, a unos 10 kilómetros de la ciudad de Ibiza.
Lo que les atrajo de Ibiza fueron sus salinas naturales, ya que en aquella época la sal era un bien natural muy valioso. Los colonos de Cartago comenzaron a recoger los depósitos de sal, impulsando así la primera empresa comercial de la isla.
Las excavaciones arqueológicas realizadas en el yacimiento han revelado que también se dedicaban a otras actividades, como la pesca, la panadería, el tejido y la metalurgia. En cincuenta años, el asentamiento se había convertido en un minicentro urbano que abarcaba nada menos que cuatro hectáreas. Los restos están vallados. No obstante, vale la pena visitar este pequeño monumento histórico por sus fantásticas vistas.
La mención de los cartagineses, o púnicos, nos lleva al tercer lugar declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, la necrópolis o cementerio situada en la ladera del Puig des Molins (Colina de los Molinos), que domina la capital de la isla que fundaron, hoy conocida como ciudad Ibiza. Es la necrópolis más grande y mejor conservada de todo el Mediterráneo y alberga unas 3.000 tumbas, de las cuales unas 340 se pueden ver desde el exterior.
Los visitantes pueden ver el yacimiento y descubrir los tesoros que se han encontrado en las tumbas en su Museo Arqueológico en persona, virtualmente o asistiendo a una de las reconstrucciones históricas que se llevan a cabo mensualmente.
Por último, pero no menos importante, la planta oceánica posidonia, también forma parte del Patrimonio Mundial de la UNESCO.
Se dice que las praderas submarinas de posidonia son el organismo más grande y más longevo del planeta, con una antigüedad de 100.000 años. Las de Ibiza y Formentera son algunas de las mejor conservadas del Mediterráneo. Además, son una parte vital de su ecosistema, oxigenan y filtran el agua, reducen el poder erosivo de las olas y protegen así las fabulosas playas del archipiélago.
Algo a tener en cuenta la próxima vez que vayas a darte un chapuzón en las cristalinas aguas de la isla.
Crédito de la 7ª imagen | Museu Monogràfic Puig des Molins