En su ya cuarta década de existencia, Las Dos Lunas es toda una institución en la isla. Acogedor, íntimo y bellamente decorado, este templo de la excelente cocina italiana casera ha sido amado por los comensales desde 1981. Después de cenar aquí, es fácil entender por qué.
Las Dos Lunas se alza con orgullo en la carretera principal Ibiza-San Antonio, a tiro de piedra de la discoteca Amnesia. Es un lugar magnífico: una terraza preciosa y espaciosa con paredes de terracota, rodeada de buganvillas rosas y moradas, una palmera y enredaderas, y decorada con arte extravagante y una gran cantidad de recuerdos y objetos curiosos. El amplio espacio y las grandes mesas de madera con cómodas sillas hacen que comer aquí sea un placer.
A nuestra llegada, nos recibió la anfitriona y miembro de la familia (sin duda el negocio es muy familiar), Luna. Nuestra camarera de la noche, Anna, nos condujo a un rincón acogedor a la sombra de un árbol de lima. Durante toda la comida estuvo atenta sin ser intrusiva, cálida sin ser demasiado familiar; en definitiva, toda una profesional. Si Spotlight concediera premios al servicio, ¡ella sería una de las candidatas!
En cuestión de minutos, apareció un plato de la mejor mortadela italiana con esponjoso pan casero. Para beber, optamos por un vino blanco español, un verdejo fresco de su amplia carta de vinos.
Los siguientes en llegar fueron los entrantes. Las berenjenas al horno perfectamente cocinadas al estilo parmigiana nos hicieron relamernos, sobre todo después de espolvorearles queso parmesano por encima. La ensalada Caprese presentaba una generosa porción de mozzarella de búfala servida sobre una cama de tomates frescos y albahaca aromática del huerto del restaurante. Este último proporciona muchas de las verduras y hierbas que se utilizan en la creación de sus fabulosos platos.
Nuestro plato principal consistía en dos tipos de pasta. Farfalle "al teléfono" con tomate fresco, mozzarella y albahaca, y raviolis de ternera en una rica salsa de salvia y mantequilla. Ambos estaban muy sabrosos.
A continuación, Anna sacó una bandeja de tentadores postres. Nos deleitaron con un tiramisú lleno de sabor y una panna cotta con salsa de fresa. Lo mejor de todo fue el abanico hecho con delicadas obleas de chocolate y bolas de helado de menta frescas que refrescaron nuestros paladares.
Entre nuestros compañeros comensales había desde pequeños grupos de amigos hasta parejas y familias enteras. Es fácil entender por qué la gente vuelve aquí una y otra vez, con la seguridad de que encontrarán el mismo alto nivel de hospitalidad y gastronomía de siempre.
Constancia, profesionalidad, buena cocina: estos son los pilares sobre los que Las Dos Lunas ha construido su merecida reputación. Si a esto le añades su maravilloso ambiente, tendrás el escenario perfecto para una comida romántica o el punto de partida para una gran noche en Ibiza.
Pero no confíes en nuestra palabra; ¡Reserva una mesa y descubre por ti mismo la receta del éxito!